Existen diversas tecnologías que permiten crear una red privada virtual o red VPN, y la elección de una u otra variará en función del uso que se le vaya a dar. Sin embargo, todas ellas comparten un mismo propósito principal: garantizar las comunicaciones de una empresa con un alto grado de seguridad, integridad y privacidad.
A modo de ejemplo, pensemos en una organización con varias sedes repartidas por el territorio, empleados que se desplazan para poder llevar a cabo su puesto de trabajo y multitud de aplicaciones, muchas de ellas críticas y sensibles a la seguridad de la información. En este escenario los responsables de IT de la empresa deben definir varias cosas: la estrategia en cuanto a las comunicaciones, la accesibilidad a las aplicaciones que utilizan en la organización y las conexiones de seguridad necesarias, todo ello afectando lo menos posible al servicio.
En definitiva, con los servicios VPN podemos conseguir mejorar varios procesos de negocio y dotar de valor a la tecnología haciéndola accesible a nuestros empleados, clientes y proveedores.
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